lunes, 31 de diciembre de 2012

Si tiene Parkinson, camine


Un corredor en una cinta de gimnasio.| El Mundo
Un corredor en una cinta de gimnasio.| El Mundo
  • Un estudio muestra los beneficios de caminar en una cinta para estos pacientes
  • Para quienes no deseen ir al gimnasio, ir al parque es una buena alternativa
Caminar 50 minutos por una cinta rodante tres veces por semana parece ser una buena estrategia para mejorar la velocidad de la marcha en los pacientes con Parkinson, según los datos de un estudio donde se evalúa la eficacia de esta actividad y de ejercicios de resistencia muscular y estiramientos.
Una de las discapacidades que más deterioran la calidad de vida de las personas con Parkinson es el deterioro de la marcha. "Se merma la velocidad de la marcha, la amplitud de la zancada, la cadencia y la base de sustentación. O, lo que es lo mismo, cambian el espacio entre pie y pie y ponen uno enfrente del otro, lo que les dificulta el caminar. Otro síntoma es el bloqueo en el inicio de la marcha, es como si tuviesen los pies pegados al suelo y no los pudiesen levantar. En definitiva, se pierde el automatismo del caminar", explica Mónica Kurtis Urra, secretaria del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Esa dificultad para caminar no mejora con las terapias actuales, como la medicación dopaminérgica o la cirugía. En los últimos años, diferentes estudios han señalado al ejercicio como la vía principal para mejorar o preservar la capacidad para caminar en estos pacientes, y con ella su calidad de vida. Pero, ¿qué tipo de actividad deberían realizar estos pacientes?, ¿con qué intensidad? Ese ha sido el objetivo final de un estudio, publicado en la revista 'Archives of Neurology', en el que se han comparado diferentes tipos de ejercicios a distintos niveles de intensidad para conocer su efecto sobre la marcha, la forma física y la fuerza muscular de 67 pacientes con Parkinson.
Los participantes fueron asignados a tres grupos: uno, el de mayor intensidad, realizaba 30 minutos de actividad por la cinta rodante al 70-80% de su reserva de la frecuencia cardiaca; el segundo, el de menor intensidad, caminaban por la cinta durante 50 minutos pero al 40-50% de su tasa cardiaca; y los participantes del tercer grupo realizaron ejercicios de resistencia y estiramientos en dos tandas de 10 repeticiones con cada pierna. Todos los pacientes llevaron a cabo esta actividad tres veces por semana durante tres meses.
Tras ese periodo, se volvió a evaluar a los pacientes y se comprobó que los diferentes tipos de ejercicios generaron distintos resultados. "Los que caminaron por la cinta rodante a una intensidad baja son los que consiguieron la mayor mejoría en la velocidad de la marcha [un 12% de incremento]. No obstante, el beneficio a nivel de forma física, y función cardiovascular, se dio tanto en los que realizaron el ejercicio más intenso como los que estuvieron en la cinta rodante a baja intensidad", explican los investigadores en su estudio. Por otro lado, también se comprobó quelos estiramientos y los ejercicios de resistencia mejoraron la fortaleza muscular, pero no la función cardiovascular.
El hecho de que el ejercicio menos intenso fue el que consiguió mejores resultados y que sea también el más viable para la mayoría de pacientes con Parkinson "tiene importantes implicaciones para la práctica clínica", señalan los investogadores. No obstante, advierten, los beneficios sobre la marcha, el rendimiento físico y la fuerza muscular observados tanto con la cinta como con los ejercicios de resistencia, "no se tradujeron en mejoras en la discapacidad y la calidad de vida". Por este motivo, afirman, deberían diseñarse estudios que combinen diferentes tipos de ejercicio, durante periodos más prolongados y que investiguen su potencial para modificar la trayectoria de la progresión de la enfermedad.
"Se trata de un estudio muy interesante y revelador. Los pacientes suelen preguntar en la consulta sobre si el tipo de comida o el ejercicio influye en su estado de salud y qué pueden modificar. Por este motivo, trabajos como este están muy bien", señala Kurtis.
La especialista de la SEN aclara que lo más parecido al ejercicio con cinta rodante es caminar por el parque, "aunque para confirmar que la eficacia vista en este estudio es extrapolable se tendría que hacer un ensayo comparativo. Aunque no es exactamente igual, porque la cinta te obliga a caminar sin parar, si el paciente no quiere ir a un gimnasio, yo le recomiendo pasear, a paso ligero, por el parque. También hay otros estudios que muestran la eficacia del 'nordic walking' o caminar con bastones, porque con ese ejercicio se movilizan brazos y piernas a la vez".
En un editorial que acompaña al estudio, Liana S. Rosenthal y Ray Dorsey, neurólogos del Centro de Enfermedad de Parkinson y Trastornos del Movimiento, perteneciente de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (Maryland, EEUU), señalan que "esta investigación añade evidencia del valor de intervenciones que van más allá de la medicación y la cirugía y que ofrecen una oportunidad para que los pacientes sean participantes activos en su cesuidado [...] Este papel les conduce a una mayor satisfacción con el cuidado, y a cumplir mejor con las recomendaciones de sus médicos. En esencia, el ejercicio pone al enfermo -no una pastilla- en el centro del tratamiento, que es exactamente donde los pacientes quieren, y deben, estar ".

jueves, 27 de diciembre de 2012

El rap, bajo la lupa de la neurociencia



Una exhibición de rap en Madrid.| Carlos Alba
Una exhibición de rap en Madrid.| Carlos Alba
  • Un estudio analiza qué ocurre en el cerebro cuando un rapero improvisa
  • Pretende ayudar a comprender mejor cómo funciona el proceso creativo
Comienza a sonar la música y las palabras fluyen como sin pensarlas, surgen rimas rivindicativas, rítmicas... Mientras, las conexiones neuronales echan humo y los procesos creativos se ponen en funcionamiento. Un estudio ha observado por primera vez qué ocurre en el interior del cerebro cuando un rapero improvisa.
Mediante imágenes de resonancia magnética funcional, que miden el flujo sanguíneo de los tejidos, un grupo de investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH por sus siglas en inglés), ha tratado de observar qué mecanismos cerebrales se ponen en marcha durante un rap improvisado.
Sus conclusiones, que se acaban de aparecer en el último 'Scientific Reports' (una publicación del grupo 'Nature'), pretenden ayudar a comprender mejor cómo funciona el proceso creativo y qué regiones cerebrales se ponen en funcionamiento cuando alguien realiza una creación artística (bien sea musical, literaria o pictórica).

Improvisar en la camilla

Para su experimento, Siyuan Liu y su equipo convencieron a 12 raperos para someterse a una resonancia magnética cerebral mientras improvisaban algunas letras. Los autores admiten que éste no es el escenario habitual en el que están habituados a rapear, pero todos ellos se prestaron con gusto a colaborar.
Comparando la imagen obtenida de su cerebro con la de otros raperos que estaban interpretando letras ya conocidas y ensayadas, los neurólogos pudieron observar algunas peculiaridades únicas en el rap improvisado.
Concretamente, una especial activación del córtex medio prefrontal, ubicado en el lóbulo frontal y relacionado con la planificación; pero también en ciertas áreas con funciones motoras y emocionales, como la amígdala.
El esquema cerebral que se encendía en las resonancias de raperos que improvisaban sugiere a los especialistas que este estilo musical pone en funcionamiento una red que relaciona "motivación, lenguaje, afecto y movimiento". De hecho, añaden, parece que al improvisar se alteran las relaciones entre regiones ligadas a la intención y a la acción, de manera que esta reorganización funcional del cerebro facilite la fase más creativa del rap.
Los autores vieron un curioso fenómeno con respecto a los dos hemisferios del cerebro. Mientras que en la primera parte de la creación musical se activaba mayoritariamente el hemisferio izquierdo (el encargado de verbalizar, leer, escribir...); cuando los raperos se acercaban al final de cada frase, era el lado derecho el que se 'encendía' (el mismo que, según experimentos anteriores, se activa en personas que están escuchando música).
Aunque admiten que no sabe muy bien a qué responde este patrón de lateralización, sospechan que tiene que ver con el propio proceso creativo, con un estallido inicial de ideas que poco a poco se van reposando, a medida que la letra va llegando al final de cada frase o estrofa.
Los investigadores consideran que este tipo de rap "ofrece una oportunidad única para estudiar la improvisación lírica; una forma de creatividad multidimensional que combina la música y el lenguaje". Por eso, concluyen, sus observaciones pueden ser útiles para indagar en este terreno en futuros trabajos.

martes, 11 de diciembre de 2012

El ictus amenaza a personas más jóvenes


El ictus consiste en una alteración del riego cerebrovascular. | Jon Corostola
El ictus consiste en una alteración del riego cerebrovascular. | Jon Corostola
  • Un estudio de EEUU muestra el aumento de este trastorno entre los 20 y 54 años
  • Los especialistas españoles aseguran que esto también está ocurriendo aquí
Hasta hace unos años, los ictus se consideraban un problema de la tercera edad. Sin embargo, las tornas están cambiando y de un tiempo a esta parte, a las urgencias cada vez llegan más casos de afectados jóvenes.
Los neurólogos llevan tiempo advirtiendo de esta nueva tendencia y un artículo publicado esta semana en la revista 'Neurology' corrobora, con datos, su percepción. Según esta investigación, que ha realizado un seguimiento de más de un millón de casos en Estados Unidos, en las últimas décadas el aumento de los infartos cerebrales de personas entre 20 y 54 años ha sido considerable. Concretamente, este grupo de población pasó de suponer el 12,9% de los casos en 1993 al 18,6% en 2005.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) también ha notado este incremento en nuestro país, tal y como explica Jaime Masjuán, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN y especialista de la Unidad de Neurología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Hoy en día aproximadamente un 10% de los afectados tiene menos de 55 años, lo que antes era raro", confirma.
Según este especialista, detrás de este cambio de tendencia están factores como la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo, o la diabetes, a lo que se une una falsa creencia de que el ictus sólo es un problema de ancianos.

Poco control

"Hay personas que fuman y tienen sobrepeso que nunca se toman la tensión. Y cuando sufren algún síntoma de accidente cerebrovascular no acuden inmediatamente a urgencias porque lo atribuyen a otras circunstancias", aclara.
Esta falta de celeridad en la atención provoca que, en muchos casos, ya sea tarde para evitar secuelas. "Los ictus ya provocan más casos de discapacidad que los accidentes de tráfico", subraya Masjuán.
Entre las consecuencias más graves que pueden seguir a un ictus están la hemiplejia, problemas en la dicción, problemas cognitivos, fallos de memoria, etc.
Para evitar daños irreversibles, este especialista recomienda pedir ayuda médica si se detectan síntomas como problemas de lenguaje o comprensión, deficiencias en el campo de visión, se pierde movilidad en un lado del cuerpo o se llega a perder la consciencia.
Además, este especialista hace especial hincapié en que conjugar varios factores de riesgo, como el tabaquismo o el sedentarismo, aumenta exponencialmente las posibilidades de sufrir un problema cerebrovascular. "La gente más joven no cree que tenga que tomarse periódicamente la tensión o vigilar su colesterol, pero es clave para evitar problemas".