lunes, 18 de enero de 2010

Pilates: ejercicio a tu medida

Ayuda a corregir la postura, a tonificar los músculos y a mejorar el equilibrio. En muy pocas sesiones empezarás a notar que el Pilates ha transformado tu cuerpo y también tu mente. Además, puedes comenzar a practicarlo incluso si llevas años sin moverte del sofá.


Durante la madurez, el cuerpo va perdiendo su capacidad de regeneración lo que da lugar a que surjan algunos problemas de salud muy característicos en este grupo de población. La musculatura pierde tono y su capacidad de contracción se ralentiza. A esto hay que sumar la disminución de reflejos que da lugar a pérdidas de equilibrio e inestabilidad en el aparato locomotor. Desde del punto de vista articular, las estructuras se vuelven poco elásticas y, como consecuencia, el rango de movimiento se ve mermado, lo que frecuentemente se traduce en inflamaciones y dolor en estas zonas. Si en este proceso, una musculatura activa pierde su acción principal, los huesos también se ven afectados directamente en su densidad ósea, lo que deriva en unos huesos frágiles y débiles.

El proceso y la calidad de envejecimiento no es idéntico en todas las personas. Son muchos los factores que determinan el comportamiento de cómo nuestro cuerpo asimila el paso del tiempo. Pero, sin lugar a dudas, una alimentación saludable, ejercicio regular y una mente activa son las claves determinantes para favorecer un envejecimiento saludable.

Debido a sus características, el método Pilates se convierte en un gran aliado para contrarrestar las consecuencias del proceso de envejecimiento. El “Arte de la contrología”, como su creador Joseph Pilates lo denominaba, se basa en unos principios básicos, que son los cimientos de esta revolucionaria técnica: estabilización, control, concentración, fluidez, respiración y precisión.
Los beneficios específicos que este método brinda a los más mayores son varios. En primer lugar, aporta estabilidad a las caderas y los hombros que son puntos clave según avanza la edad. La práctica de Pilates ayuda, por tanto, a potenciar la funcionalidad de estas zonas del cuerpo y a mantener una movilidad sana y mejorar el equilibrio.

El Pilates sirve, además, para mantener una musculatura activa y flexible, con lo que se consigue también nutrir y mantener unos huesos fuertes. También ayuda a que la persona desarrolle una conciencia corporal, lo que se traduce en una mejora postural. La coordinación y concentración en las clases hace trabajar la mente para mantenerla entrenada y ágil. Además, el Pilates incrementa la capacidad pulmonar gracias a los ejercicios de respiración y la mejora de la circulación sanguínea. Otro punto importante a tener en cuenta es la flexibilidad de poder adaptar y/o modificar los ejercicios en los aparatos a las distintas patologías que se nos pueden presentar, personalizando el entrenamiento de cada alumno.

Por Ricardo Álex Jaramillo.


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