sábado, 20 de diciembre de 2008

En busca del chequeo ideal para detectar a tiempo la aterosclerosis

CARDIOLOGÍA
Las tecnologías de imagen pueden cambiar el futuro de la prevención de la patología cardiovascular. Valentín Fuster lidera un gran estudio para averiguar cuáles son las mejores.

JOSÉ LUIS DE LA SERNA Enviado especial a Nueva York (EEUU)

El gran salón del Hotel Hilton de Nueva York (Estados Unidos) estuvo abarrotado buena parte de la semana pasada. Allí se concentraron, desde la siete de la mañana y hasta las seis de la tarde, 2.300 cardiólogos llegados de muchas instituciones médicas de la ciudad de los rascacielos, pero también de otras partes de la nación y de varios países del mundo. La razón de tanta expectación era que se impartía, a lo largo de sesiones maratonianas, el curso anual que programa el American College of Cardiology bajo la dirección del español Valentín Fuster.

Cualquiera que haya asistido a anteriores ediciones de este curso podrá acreditar que el evento se ha convertido en la referencia anual de la cardiología mundial. Con 43 profesores escogidos entre los mejores del planeta, no hubo un tema relevante de la especialidad que no quedara perfectamente revisado y actualizado.

Prevenir

Uno de los más atractivos, sobre todo por lo que puede significar para la población, lo expuso el propio profesor Fuster. El director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y presidente científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de Madrid (CNIC), lidera un estudio que cuando finalice modificará de forma sustancial la prevención de la patología vascular.

Fuster no se cansa de repetir que tratar a los pacientes cuando ya han manifestado problemas vasculares será siempre mucho más caro que hacerlo cuando la aterosclerosis está a nivel subclínico, es decir, cuando aún no ha dado síntomas. No obstante, para que las terapias preventivas sean realmente efectivas, y tengan un coste razonable, se debe conocer quiénes son las personas que, además de los factores de riesgo conocidos, tienen las arterias en malas condiciones. La realidad es que existe un porcentaje de pacientes con graves factores de riesgo que apenas tiene enfermedad vascular y, en cambio, hay otros en los que no se presume una afectación muy seria y sus vasos, en cambio, están más dañados de lo que podría esperarse.

El experto español dirige una investigación, denominada High Risk Plaque (Placa de Alto Riesgo), que pretende averiguar qué técnicas de diagnóstico por imagen pueden ser las mejores para detectar precisamente los problemas arteriales que alerten a los médicos sobre la trascendencia de tratar de forma intensa y eficaz a los pacientes afectados. Para ello, se va a estudiar durante tres años a 7.300 hombres y mujeres de los estados de Illinois, Florida y Kentucky.

Basados en los clásicos criterios de riesgo cardiovascular de Framinghan (edad, tabaquismo, colesterol, tensión arterial, inactividad física, perímetro abdominal y glucosa en la sangre) se seleccionará de una forma aleatoria a los que tengan, al menos, dos de ellos para que formen parte, bien de un grupo control (1.300) que no pasarán por ningún dispositivo diagnóstico, bien del grupo de intervención (6.000) que tendrá que someterse a una primera tanda de exámenes.

Éstos consistirán en una ecografía especial de las carótidas, otra del abdomen (para descartar dilataciones anormales de la aorta) y una cuantificación de las posibles calcificaciones coronarias. Los resultados de estas pruebas orientarán sobre qué pasos se deben seguir. Si no hay patología, se insistirá en que el paciente controle sus factores de riesgo para retrasar su futura aparición.

Si la hay, se pasa al siguiente escalón que consiste en un escáner TAC coronario, una resonancia magnética y hasta un escáner PET para afinar en la observación de inflamaciones arteriales peligrosas. Después, serán los médicos de cada paciente los que tendrán que perseverar en el tratamiento que estabilice, con fármacos y cambios en el estilo de vida, las lesiones observadas con máximo detalle.

En cualquier caso, habrá que esperar años para conseguir resultados definitivos. No obstante, los datos preliminares que Fuster presentó en Nueva York de lo que se está haciendo en Chicago (Illinois) son poco alentadores. El 80% de los entrevistados tiene dos o más factores de riesgo y el índice de hipertensión, obesidad e inactividad es muy elevado. Y lo que es peor: en el 60% se ha comprobado ecografías de carótida anormales. Otro dato relevante es que el problema tiene la misma proporción entre todas las clases sociales.



--------------------------------------------------------------------------------

Herramientas muy simples para un primer diagnóstico

No hay que complicarse mucho la vida para llevar a cabo una primera aproximación a los factores de riesgo vasculares. Todos lo médicos deberían hacerlo en todos sus pacientes. Basta unas cuantas preguntas, una cinta métrica, un par de análisis de sangre y un aparato de tensión. Las preguntas, para saber la edad, los antecedentes familiares, si se es fumador y si se realiza ejercicio físico con frecuencia. La cinta métrica, para medir la cintura. Ahí es donde se reconoce el riesgo que conlleva la grasa abdominal. El peso es secundario. Basta con saber el colesterol (sobre todo los niveles del bueno, el HDL) y la glucosa. Por último la tensión arterial, pero con un detalle. Se toma en el brazo y también en el tobillo. Deben coincidir las dos medidas. Si la del brazo es más alta es un mal augurio.
elmundo.es

No hay comentarios: