viernes, 9 de enero de 2009

Alguien que cree en la ciencia.

El nuevo mandatario de EEUU, Barack Obama , apuesta por la ciencia. (Foto: Jason Reed)
9 de enero de 2009.- Quedan apenas dos semanas para que Barack Obama sustituya en la Casa Blanca al inefable George W. Bush. Todos los analistas de prestigio coinciden en que el primer afroamericano que llega a la presidencia del país más poderoso de la Tierra tiene todo muy complicado desde un primer momento.
Entre los muchos retos de su agenda inmediata, Obama no ha olvidado que debe de ocuparse de la ciencia. Los ocho años de Administración republicana han desacelerado la velocidad que imprimió en su momento a la investigación el presidente Clinton.
Afortunadamente, el nuevo mandatario ha dejado muy claro que casi todo el progreso de EEUU, y por su puesto del resto del planeta, depende de la ciencia más que nunca. Y máxime con la que está cayendo. No es momento de aparcar la investigación, la innovación y el conocimiento. Aunque falte el dinero. Sería un suicidio quedarse sin recursos y pasar de la ciencia mientras se trata de evitar que se hunda un sistema financiero que nos ha llevado a todos a la ruina.
Obama ha nombrado a dos pesos pesados como asesores áulicos en biomedicina. Uno de ellos es el doctor Harold Varmus, Nobel de Medicina por haber descubierto el primer oncogen, iconoclasta que odia la corbata, el diente retorcido en la Administración después de haber estado años dirigiendo los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) en Washington, y ahora presidente de un complejo del calibre del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. El otro es Eric Lander, un genio matemático que decidió no estancarse únicamente en los números y se pasó a la biología hasta ser profesor de esta materia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts de Boston y ahora está considerado como uno de los grandes expertos en genómica.
Es muy estimulante comprobar que hay políticos de la talla de Obama que aún teniendo una lista muy extensa de conflictos gravísimos que intentar resolver, la ciencia no ha escapado a su escrutinio de lo que es lo que hay que afrontar desde el mismo 21 de enero.
Un estímulo que debería utilizar España para apoyar sin fisuras la promesa que ha hecho Zapatero de que la investigación, la innovación y el desarrollo deben tirar del carro del futuro que puede mantener a nuestro país en el selecto club de los primeros.
Y aunque los dineros ahora estén escasos y haya que dedicarlos a evitar que se hunda un sistema que -con su codicia, su fraude y sus excesos- ha llevado al mundo al borde del precipicio, no puede quedar en agua de borrajas la apuesta que la sociedad española debe de hacer por la creación de más conocimiento. Sería de una torpeza inenarrable pensar que -si algún día escampa la tormenta económica- el modelo español va a seguir sustentándose como ha hecho hasta ayer en el ladrillo, la especulación, el sol y la paella. elmundo.es

No hay comentarios: